Aquí y ahora, haz que desaparezca todo este dolor.

Hace mucho que buscaba una motivación, algo por lo que seguir para adelante. Pero no había encontrado ese motivo. Le daba igual que por esa puerta apareciera un hombre y la matara, total le quitaría un trabajo de encima y ella ya no volvería a sentir dolor y sufrimiento, es mas, deseaba que la mataran ahí, en ese mismo momento así sin mas, sin pensar en nada mas. Arrojo el móvil con fuerza a la cama, y se resbalo lentamente por la puerta, allí en su habitación, sola en la casa, silenciosa, las lagrimas fueron los únicos testigos de su desconsuelo. ¿Que le pasaba? ella era fuerte, siempre seguía hacia adelante. Pero es que ya eran demasiadas cosas, no podía continuar. Las lagrimas y las sonrisas fingidas se habían convertido en una rutina para ella. Y es que nadie la entendía, nadie preguntaba por ella, a nadie le importaba y es que ese era el gran problema que no existía para nadie. Solo era una extraña para el mundo, como máximo una simple conocida. Una mas entre la multitud. Nadie estaba ahí cuando necesitaba ayuda. Ya estaba harta de levantarse y volver a caer una y otra vez, ella sola. Y es que hace tiempo que había dejado de vivir la vida, simplemente se limitaba a intentar continuar.